Felicidad fuera de casa
¿Por
qué la gente tiende a enojarse, poner mala cara, gritar o reclamar cuando una
persona, en su lugar de trabajo, está sonriendo? De verdad que no entiendo el
por qué… o qué le molesta a los demás que uno disfrute de su ambiente laboral.
Es extraño.
Pasamos
la mayor parte del día encerrados en un lugar; nuestro segundo hogar como
muchos comienzan a llamarlo. Nuestro lugar de trabajo. Yo, por ejemplo, trabajo
doce horas al día, viajo ida y vuelta un total de dos horas más; es decir, paso
catorce horas fuera de mi casa y creo, de verdad, que merezco pasarlo bien y
sonreír en mi trabajo a la hora que se me
dé la regalada gana.
Trabajo
en el área de salud, un lugar serio, lo sé. Trato con enfermedades e incluso
con las vidas de personas ajenas a mí. Pero, no por ello quiere decir que debo
estar todo el día seria o afectada por cada enfermedad que vea o aprecie. No.
¿Se imaginan nos pusiéramos a llorar con cada muerte que apreciamos? ¿Con cada diagnostico
terrible? ¿Se lo imaginan? Viviríamos poco tiempo. Moriríamos jóvenes y quizá
nos suicidaríamos. Además, si una persona muere a las dos de la tarde, no puedo
quedarme allí, lamentándome su muerte por horas. No, debo seguir tratando con
veinte personas más que necesitan atención; y ellos no me pueden ver afectada,
ni mucho menos desanimada.
Por
eso, gente, yo trato de sonreír todo el día. Cada palabra que dicen mis
compañeros es motivo de alegría para mí. Siempre habrán bromas de todo tipo,
sonrisas e incluso carcajadas. No porque trabaje en urgencias quiere decir que
deba estar todo el día con el seño fruncido.
¿Por
qué ésta entrada?
Bueno,
porque el día de hoy un hombre preguntó hasta qué hora su hija esperaría por
atención medica (no había espacio para él, todos los box estaban repletos), a
lo que la enfermera respondió de forma calmada lo que estaba sucediendo y el
por qué de la demora. Cuando terminó, sonrió y continuó platicando con otro
compañero, quien le contaba una anécdota muy graciosa que le había pasado
camino al trabajo. El hombre furioso comenzó a insultarnos a todos; que no
teníamos derecho a sonreír porque estábamos en un trabajo serio.
Nos
trató mal y se marchó… bueno, el doctor se levantó de su lugar de trabajo y lo
echó.
—No
puedes tratar así a una señorita
Finalizó
antes de cerrar la puerta de entrada a la urgencia.
Muy
admirable por parte de ese joven doctor, pero… todos quedamos pensando el por
qué ese hombre, furioso, gritó que no podíamos sonreír. Quizá fue porque aún no
recibía la atención que esperaba…
O…
Porque
la gente aún cree que todos aquellos que trabajamos en salud no merecemos
sonreír.
En
fin… eso sería todo…
xD
Sólo
quería expresar lo que pasó el día de hoy… ¡Gracias por leer! Nos vemos otro
día. ;) No olvides comentar.
¡Saludos
a todos! ¡Muack!