¡Hola, ¿cómo están?!
Já, espero que estén bien. Yo aquí escribiendo después de un día agotador en el
trabajo. Tenía ganas de escribir desde el mismo día domingo, pero,
lamentablemente no me di del tiempo para hacerlo.
El día sábado, junto a
mi grupo de amigos, nos habíamos alistado para irnos a un evento de anime.
Llegamos aproximadamente a las doce del día, y ya la fila era de unas mil
personas. El antro tenía espacio, estimado, para unas mil quinientas personas,
pero dentro de él había alrededor de dos mil setecientas personas. ¡Imagínense
como estaba de apretado ese lugar! ¡Muy apretado! Siquiera cabía una mosca
dentro del antro, por ello, mi amiga agarró su billetera y nos invitó al parque
de atracciones más cercano. ¡Fantasilandia! Yo sólo he ido dos veces a ese
lugar, una fue durante el dos mil once y la segunda fue ese mismo día sábado.
Cuando llegamos al
lugar, nos subimos a un juego llamado “Raptor”, es bastante adrenalinico. Siempre
me deja con el estómago en la garganta y el corazón en la mano. (XD)
Como hacía un calor de
los mil demonios nos fuimos a subir al siguiente juego; Tsunami. Y he allí el
motivo de esta nueva entrada.
Es un juego sencillo.
No tiene mayor emoción; es un pequeño bote de una capacidad máxima —creo— de
veinte personas, baja una caíd de dieciséis metros de altura para expulsar una ola de agua que moja a las
personas que ya salieron del juego y caminan por un puente —obligatoriamente—.
Debo admitir que
mientras el bote caía, yo sentí que mi cuerpo se iba hacía adelante. Pensé, por
un momento, que caería de él y este me aplastaría como a un gusanito. (LOL) No
pasó, claro está. ¡Al sentir el “splash”! un montón de agua saltó y mojó a una
cantidad moderada de gente. Me reí de ellos, porque yo quedé como si nada;
completamente seca. Nos bajamos del barco, reíamos y comentábamos la sensación
que sentimos en el momento de la bajada. Caminamos alegres por el maldito
puente que nos lleva a la salida del juego y sin darnos cuenta, bueno, en
realidad sí nos dimos cuenta, cayó el otro bote. Corrí hasta el puente para
ganarme allí y que la pequeña ola me mojara. Nunca pensé que la pequeña ola se
transformaría en “La pequeña ola”.
Fue una sensación
extraña; primero, todo se detuvo ¡sí, de verdad! Todo se quedó quieto, no había
sonido, no había movimiento, ¡No había nada! Sólo espuma blanca que se produjo
cuando el bote se estrelló contra el agua del fondo. Ésta se levantó ferozmente
y atacó a todos en su camino.
Poco a poco la espuma
que pareciera haberse congelado fue tomando velocidad, el sonido que había
desaparecido fue en aumento, hasta que ¡Plash! No vi nada más que mis pies, los
cuales estaban muy húmedos, en realidad estaban empapados. ¡Lo único que se
salvó de aquella tremenda ola fue parte de mi espalda! Si hasta la ropa
interior se me mojó.
Quedé empapada, fue
gracioso y terrible. Porque durante todo el resto del día permanecí húmeda, y
el domingo amanecí resfriada. ¡Fue divertidamente terrible!
Bien, eso sería todo
por hoy. No tengo nada más interesante qué contar. Espero les haya gustado, es
corto, aburrido y mal redactado, pero sólo quería compartir esto que siento.
¡Un beso a la Seiren, y
por favor, no olviden comentar!
A mi me parece que esto esta muy bien redactado, por que me ha transmitido todas esas pequeñas sensaciones, en especial en ese momento de la "pequeña ola".
ResponderEliminarQue divertido! XD
Espero que ya estés bien de salud :3