Buenas tardes a todos y a todas. ¿Cómo están?
Espero que bien. Yo me siento mucho mejor después de haber hablado con un excompañero
de mi carrera. Me ha levantado el ánimo como no tienen idea. Ahorita me siento
feliz y con mucho más ánimos que ayer. Con ganas de salir por allí a trotar,
como lo he hecho desde el sábado pasado. Ayer no salí por culpa de la pena, y
hoy saldré para recuperar los días faltantes. ¡Me encanta trotar! Siento que no
sólo quemo calorías innecesarias para mi cuerpo, sino que también ayudo a mi
propia autoestima. De alguna forma me ánima. Debe ser por la adrenalina que
suelta el cerebro.
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Freddy Krueger, el hombre que acompañó mis sueños en la niñez. |
¿Han tenido alguna vez esa clase de sueños en
donde parecieran que son muy reales: si se lastiman en el sueño, a la hora de
despertar sienten el dolor o ven alguna herida extraña? ¿Sí... no? Sueños que nos
recuerdan a la película de terror “Pesadilla en la calle Elm”. En donde todos iban muriendo uno a uno si se quedaban dormidos. Sinceramente, el sueño que les
contaré me recordó un poco a ésta película. Generalmente mis sueños son muy
realistas. Siempre soy la protagonista de ellos independiente del sexo que
tenga, hay veces en donde soy mujer y otras en donde soy un hombre… sí un
hombre.
Anoche me coloqué el pijama después de apagar
la pc. Me recosté sobre la almohada y me quedé dormida de forma casi instantánea.
De hecho no… nunca es así conmigo… siempre comienzo a pensar y pensar y a veces
creo que estoy dormida pero no es así, simplemente estoy muy concentrada en mis
pensamientos que incluso veo imágenes de los hechos y eso me hace confundirme
¿estoy dormida ya? Jajaja no sé si les ha pasado. A mí siempre.
En fin, la cosa es que… me dormí y soñé que
estaba corriendo. De seguro soñé otras cosas antes que eso, pero yo sólo
recuerdo que corría. Usaba una túnica blanca que me llegaba a los tobillos y llevaba puestas sandalias de cuero: todo me recordó a la típica vestimenta griega. Yo corría
desesperada arrancándome de no sé qué o quién. Sólo corría con la mayor
desesperación posible. En un momento me escondí tras un montón de piedras
apiladas. Respiraba con dificultad y tenía miedo de ser encontrada. Observé mis
manos, usaba grilletes en las muñecas; tenía las uñas largas. Fue lo primero
que noté, ya que mis uñas son cortas. Llevé una mano hasta mi garganta por una
extraña presión que sentía en ella y tanteé otro grillete, uno más grueso. ¿Era
acaso alguna clase de esclava? No sabía nada, solo me enteré segundos después
de que estaba en un sueño.
Me asomé por encima de la roca para ver si había
alguien cerca o no. No lo había. Solo polvo que se volaba con la fuerte brisa
del… desierto. Era un desierto asqueroso. Ruinas por todas partes y personas
muertas por doquier. Me senté nuevamente respirando algo más calmada. A pesar de
ya saber que estaba en un sueño aún me sentía aterrada. Cerca de mi pecho
saqué un pequeño bolsa de cuero. Dentro de ella había diamantes. Miles de
diamantes de distintos tamaños.
A alguien le había robado.
O Los había encontrado y alguien trataba de…
Estaba apreciando mi pequeño tesoro cuando oí un ruido provenir de muy cerca. Cerré la
bolsita de cuero y la guardé nuevamente cerca de mi pecho. Apoyé las manos en
el suelo dispuesta a correr en caso de que alguien estuviera apunto de
atacarme.
No pasaba nada.
No hubo más ruido ni movimiento. Sólo se
podía oír el silencio.
Shhhhhh.
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¡Woh! Nunca creí encontrar al Golem de mis sueños. >w<
Era así. |
Miré para ambos lados y cuando me dispuse a
continuar corriendo una enorme y fuerte mano agarró mi tobillo izquierdo. Me
jaló hacia atrás y mi rostro dio contra el suelo. Me levantó casi tres metros
de alto y acercó mi rostro hasta su enorme cara. Cuando lo miré, lo primero que llegó a mi cabeza fue que eso era un Golem. Sonreía con morbosidad. Yo
intenté zafarme pero me era casi imposible; su agarre era demasiado fuerte. Me
dolía la pierna.
Pero el dolor del tobillo desapareció cuando
sentí el impacto de su puño estrellarse contra mi rostro.
Todo se volvió negro.
Poco a poco comencé a distinguir colores y
formas. Observé una cortina roja, una ventana que por sus esquinas entraban
pequeños rayos de luz solar. Estaba en una cama de plaza y media tapada hasta
los hombros.
Había despertado de ese mal sueño.
No le había tomado importancia, era un sueño
más. Uno de tantos otros sueños en donde era la protagonista.
Quité las mantas de encima y me dispuse ir a
la cocina por una taza de café. Miré mis piernas y allí estaba: Un enorme moratón
en mi tobillo izquierdo. Lo tanteé y me dolió. No sé cómo me lo hice, anoche no
estaba y hoy en la mañana sí. Me dormí a las tres de la mañana y desperté cerca
de las once. ¿Cómo, en aproximadamente ocho horas, me habré lastimado si estaba
recostada sobre mi cama?
Extraño, ¿verdad?
Pero así fue. Y eso ha sido todo por hoy,
creo. A menos que pase algo interesante durante el resto del día. Quién sabe.
¡Nos vemos en la próxima entrada!
Saludos a todos. Besos.