miércoles, 6 de marzo de 2013

Necesito...


OK.
Este al parecer no será mi mejor año. He estado más deprimida que feliz. 
Lo sé, lo sé… sólo han pasado dos meses desde que comenzó este 2013… aún puede cambiar mi suerte, pero… ¡Es ahora cuando estoy deprimida! Es ahora que necesito aquel milagroso cambio. Es hoy cuando necesito oír mi teléfono móvil sonar para recibir una oferta de trabajo. Es ahora cuando necesito, no a final del año, ni en un mes, ni en semanas... es hoy cuando siento esas terribles ganas de morir y dejar de estar aquí. 
Quiero…
No, no quiero muchas cosas, sólo una… La casa propia…
Si tan sólo tuviéramos una casa… nuestra casa.
Un lugar propio. Un lugar nuestro; de mi madre y mío. Un lugar en el cual podamos vivir tranquilas, sin el temor de que el día de mañana la dueña de lugar venga y nos saque de su propiedad porque se le dio la regalada gana. Diariamente vivimos con ese temor… Mi madre ya no está tranquila, de mi cabeza se están asomando algunas canas: preocupación.
Ya no quiero seguir así…
¿Qué hago para solucionarlo?
Lo que está a mi alcance. Busco trabajos bien remunerados. Sé que nunca llegaremos a obtener lo que queremos, un hogar, ¡sé qué moriremos antes de pisar suelo de nuestra propiedad! Y eso me atormenta día y noche…
El escribir me calma… me llena de paz, y lamentablemente esa paz se aleja de mí una vez dejo de hacerlo.
Quiero acabar con esto… quiero dejar de estar preocupada. Sólo quiero vivir.
A veces creo que la mejor solución a los problemas es la muerte.
Pero se necesita de mucho valor para intentar cometer algún acto ilícito. Suicidio.
Yo soy cobarde. Sé que jamás conseguiré ni vivir tranquila ni morir por mi propia causa.
Sé que jamás lograré conseguir nada, porque hay personas que nacen con ésta suerte y hagan lo que hagan ella nunca cambiará.

domingo, 3 de marzo de 2013

¡Al fin en mis manos! El Arte más Íntimo.


¡Hola a todos!
¿Cómo la están pasando? Aquí de nuevo con algo eminente que quiero compartir con todos ustedes.
¡Sí, la de atrás es una Duff!
¿Recuerdan que hace un tiempo estaba buscando el libro “El arte más íntimo”? ¡Bueno, lo encontré! Ahora está en mis manos. Puedo sentir como cada página hace contacto con mis dedos. Es delicioso. Me siento muy emocionada, feliz, ansiosa ¡ya quiero comenzar a leer! Pero me controlaré ¡uff! ¡uuff! Primero lo primero, terminaré de leer “Negro, de Ted Dekker” y luego daré inicio a tan anhelado libro. ¡Debo saber controlarme! ¡Un libro a la vez!
Sé que es posible leer más de un libro…
Pero me gusta dedicarles tiempo, sólo espero no morir antes de leer la continuación del capítulo uno.

¡Omg! Nada de esto estaría pasando si un amigo no hubiese hecho los movimientos necesarios para conseguir el libro. ¿Por qué “movimientos”? No sé, él así los llamó él. Dijo que lo consiguió en México a través de unos favores que le debían unos amigos y blablablá. La historia en sí, de cómo consiguió el libro no me interesó mucho, no soy entrometida, por eso no le pedí detalles de nada. Solo me conformé con lo que él decidió contarme. Y fue casi todo. Jajaja.
Sinceramente, me sentí muy feliz, cuando mencionó algo de poder conseguir el libro, no quise ilusionarme; ya que jamás creí que lo conseguiría. ¡Ahora me arrepiento de haber dudado!
Éste, quizá, sea uno de los mejores regalos de cumpleaños que me den éste año. ¡No es que espere siempre regalos geniales ni nada por el estilo! Yo soy muy sencilla en ese aspecto, aprecio cada presente, cada gesto, sea de valor o no… pero debo admitir que no hay nada de malo ponerle un broche de primer lugar a ciertos regalos entregados. ¿O no?
En fin, eso sería todo por. Gracias por darse el tiempo de leer ésta entrada. :) Un beso y nos leemos en la próxima entrada.
¡Bye~bye!


viernes, 1 de marzo de 2013

Sueños: Persecución.


Buenas tardes a todos y a todas. ¿Cómo están? Espero que bien. Yo me siento mucho mejor después de haber hablado con un excompañero de mi carrera. Me ha levantado el ánimo como no tienen idea. Ahorita me siento feliz y con mucho más ánimos que ayer. Con ganas de salir por allí a trotar, como lo he hecho desde el sábado pasado. Ayer no salí por culpa de la pena, y hoy saldré para recuperar los días faltantes. ¡Me encanta trotar! Siento que no sólo quemo calorías innecesarias para mi cuerpo, sino que también ayudo a mi propia autoestima. De alguna forma me ánima. Debe ser por la adrenalina que suelta el cerebro.

Freddy Krueger, el hombre que acompañó mis sueños en la niñez. 
¿Han tenido alguna vez esa clase de sueños en donde parecieran que son muy reales: si se lastiman en el sueño, a la hora de despertar sienten el dolor o ven alguna herida extraña? ¿Sí... no? Sueños que nos recuerdan a la película de terror “Pesadilla en la calle Elm”. En donde todos iban muriendo uno a uno si se quedaban dormidos. Sinceramente, el sueño que les contaré me recordó un poco a ésta película. Generalmente mis sueños son muy realistas. Siempre soy la protagonista de ellos independiente del sexo que tenga, hay veces en donde soy mujer y otras en donde soy un hombre… sí un hombre.
Anoche me coloqué el pijama después de apagar la pc. Me recosté sobre la almohada y me quedé dormida de forma casi instantánea. De hecho no… nunca es así conmigo… siempre comienzo a pensar y pensar y a veces creo que estoy dormida pero no es así, simplemente estoy muy concentrada en mis pensamientos que incluso veo imágenes de los hechos y eso me hace confundirme ¿estoy dormida ya? Jajaja no sé si les ha pasado. A mí siempre.
En fin, la cosa es que… me dormí y soñé que estaba corriendo. De seguro soñé otras cosas antes que eso, pero yo sólo recuerdo que corría. Usaba una túnica blanca que me llegaba a los tobillos y llevaba puestas sandalias de cuero: todo me recordó a la típica vestimenta griega. Yo corría desesperada arrancándome de no sé qué o quién. Sólo corría con la mayor desesperación posible. En un momento me escondí tras un montón de piedras apiladas. Respiraba con dificultad y tenía miedo de ser encontrada. Observé mis manos, usaba grilletes en las muñecas; tenía las uñas largas. Fue lo primero que noté, ya que mis uñas son cortas. Llevé una mano hasta mi garganta por una extraña presión que sentía en ella y tanteé otro grillete, uno más grueso. ¿Era acaso alguna clase de esclava? No sabía nada, solo me enteré segundos después de que estaba en un sueño.
Me asomé por encima de la roca para ver si había alguien cerca o no. No lo había. Solo polvo que se volaba con la fuerte brisa del… desierto. Era un desierto asqueroso. Ruinas por todas partes y personas muertas por doquier. Me senté nuevamente respirando algo más calmada. A pesar de ya saber que estaba en un sueño aún me sentía aterrada. Cerca de mi pecho saqué un pequeño bolsa de cuero. Dentro de ella había diamantes. Miles de diamantes de distintos tamaños.
A alguien le había robado.
O Los había encontrado y alguien trataba de…
Estaba apreciando mi pequeño tesoro cuando oí un ruido provenir de muy cerca. Cerré la bolsita de cuero y la guardé nuevamente cerca de mi pecho. Apoyé las manos en el suelo dispuesta a correr en caso de que alguien estuviera apunto de atacarme.
No pasaba nada.
No hubo más ruido ni movimiento. Sólo se podía oír el silencio.
Shhhhhh.
¡Woh! Nunca creí encontrar al Golem de mis sueños. >w<
Era así.
Miré para ambos lados y cuando me dispuse a continuar corriendo una enorme y fuerte mano agarró mi tobillo izquierdo. Me jaló hacia atrás y mi rostro dio contra el suelo. Me levantó casi tres metros de alto y acercó mi rostro hasta su enorme cara. Cuando lo miré, lo primero que llegó a mi cabeza fue que eso era un Golem. Sonreía con morbosidad. Yo intenté zafarme pero me era casi imposible; su agarre era demasiado fuerte. Me dolía la pierna.
Pero el dolor del tobillo desapareció cuando sentí el impacto de su puño estrellarse contra mi rostro.
Todo se volvió negro.
Poco a poco comencé a distinguir colores y formas. Observé una cortina roja, una ventana que por sus esquinas entraban pequeños rayos de luz solar. Estaba en una cama de plaza y media tapada hasta los hombros.
Había despertado de ese mal sueño.
No le había tomado importancia, era un sueño más. Uno de tantos otros sueños en donde era la protagonista.
Quité las mantas de encima y me dispuse ir a la cocina por una taza de café. Miré mis piernas y allí estaba: Un enorme moratón en mi tobillo izquierdo. Lo tanteé y me dolió. No sé cómo me lo hice, anoche no estaba y hoy en la mañana sí. Me dormí a las tres de la mañana y desperté cerca de las once. ¿Cómo, en aproximadamente ocho horas, me habré lastimado si estaba recostada sobre mi cama?
Extraño, ¿verdad?
Pero así fue. Y eso ha sido todo por hoy, creo. A menos que pase algo interesante durante el resto del día. Quién sabe.

¡Nos vemos en la próxima entrada!
Saludos a todos. Besos.