viernes, 16 de noviembre de 2012

Otro extraño sueño


Anoche soñé algo bastante chocante.
Estaba en mi casa, no recuerdo muy bien lo que hacía, pero me entretenía. Usaba una ropa bien linda, cosa que en la vida real no pasa, siempre visto con la misma ropa casual y aburrida, en cambio, la de mi sueño era toda linda. Y sin mencionar, además, que me veía delgada. Ahora no es que esté gorda, pero me gustaría ser como las chicas de la televisión. En fin, volviendo a mi sueño, creo, si mal no recuerdo, que estaba preparando algo de comer, era de noche y mi madre había salido a una fiesta con su pareja. Yo me quedé sola y veía la televisión, cosa extraña, porque de ser la vida real estaría en la computadora (xD). Luego sentía pasos, mientras yo estaba aún en la cocina. ¡No, miento! Antes de sentir los pasos las luces de mi casa se fueron. Quedé completamente a oscuras. Con suerte pude ver el cuchillo que sostenía entre mis manos. Comencé a temblar, porque me da miedo la oscuridad. Me acerqué al interruptor de la cocina y lo presioné unas tres veces. Fue estúpido porque la luz se había ido en toda la casa.
— ¿Qué sucede?
Pregunté aún más nerviosa y caminé con inseguridad hasta mi habitación. La cual está a unos cuantos pasos de la cocina. ¿Qué suerte no? Bueno, corrí la cortina que tengo por puerta, entré en mi cuarto y allí divisé dos ojos color rojo. La garganta se me secó y mi sistema respiratorio dejó de funcionar. Los ojos me observaron siniestros y una sonrisa acompañó aquel tétrico cuadro. Sentí que las manos me temblaban, y en la derecha aún tenía el cuchillo cocinero con el cual cortaba la lechuga para hacer mi ensalada, su peligroso filo roso mis desnudas piernas y fue en ese momento en el que intenté soltar un grito. Grito que fue brutalmente opacado por la enorme mano del hombre quien con fuerza, un tanto bruta —para ser un sueño—, azotó mi cabeza contra la pared sin quitar su mano de mi boca. Sentí que el pánico se apoderó de mí ser, intenté patalear, morder, pellizcar o zafarme de su agarre, pero, como en todo sueño, nada de lo que quería hacer funcionaba. Simplemente sentía que me movía —he de suponer que me revolqué mucho en la cama, en la vida real XD— pero no hacía nada. Sólo estaba allí, asustada, paralizada e indefensa frente a un hombre que no conocía y el cual lo único que hacía era sonreír como un sádico.
—Au…
Estoy segura que traté de pedir “auxilio” pero él inmediatamente me hizo callar con una pequeña bofetada en la mejilla derecha. Sentí como aquel contacto con su mano ardía enormemente. Me dolía y no podía hacer nada para despertar. Luego el hombre de los ojos rojos y la enorme sonrisa comenzó a bajar su mano por el contorno de mi cuello, acarició mis hombros y luego siguió el fino hueso llamado clavícula, se detuvo en el hueco que queda entre una y otra para observarme atento.
—Esto se pondrá violento —susurró asquerosamente salpicando pequeñas gotas de saliva por todo mi pecho.
Di un pequeño sobresalto, cerré los ojos con fuerza y apreté los labios. Aquel hombre había comenzado por besarme, sentí el amargo sabor de su boca, fue terrible. Comencé a dar patadas para cualquier parte sin saber si le llegaría una o no. Y al parecer ninguna le llegó porque el tipo seguía con su labor.
“Es que nadie vendrá a ayudarme”, pensaba desconsoladamente. “Acaso lo del chico héroe sólo pasa en las películas o en el anime”, y aquello me desanimó. No habría nadie que pudiera ayudarme, siquiera Tomoe-sama. ¡Sí! Pensé en él. J aja.
Cuando el tipo intentó tocarme un seno, sentí que la sangre me hervía. Apreté con fuerza aquel cuchillo que sostenía tan celosamente y sin pensarlo dos veces lo enterré con fuerza en el cuello del agresor. El hombre soltó rápidamente mi boca y dejó de tocarme. Dio unos pasos para atrás mientras en su rostro se podía divisar claramente aquella mueca de espanto y dolor. Yo sonreí. Quitó, estúpidamente, el cuchillo que fue enterrado perfectamente en la arteria carótida. Apenas y quitó aquel afilado instrumento su cuello comenzó a salpicar exageradamente de un líquido tibio y viscoso. Era su sangre. El hombre gritaba e intentaba atacarme, pero al parecer la sangre que perdía era demasiada, porque siquiera podía mantener el equilibrio.
—Perra hija de  puta —alcanzó a decir justo antes de que su mandíbula se desencajara. Me había acercado a él y con fuerza pateé su rostro. Pude sentir el excitante crujir de sus huesos al momento de quebrantarse.
— ¿Qué se supone que haré contigo, eh? —agregué cruelmente mientras cogía el afilado cuchillo del suelo. Lo sostuve entre mis manos y el olor a metal entró rápidamente en mis fosas nasales. Era el olor de la sangre.

Luego, como en todo sueño, aparecí de la nada en cuarto vacío, que supongo yo es la casa abandonada que está justo atrás de la mía. Miraba a un sujeto que estaba amarrado a la pared desde sus extremidades. No gritaba, no se movía, no hacía absolutamente nada. Sólo podía apreciar el dulce aroma de la muerte. Bueno, no es tan dulce, pero en mi sueño así lo sentí. Sin mencionar, además, que el suelo estaba completamente teñido de rojo.
Miré mis manos y en ellas noté la gran cantidad de sangre que las manchaba, sostenía algo viscoso, luego llegué a la conclusión de que era su corazón. Porque al acercarme a él había una cuenca en su pecho y allí no había más nada. Sólo un hueco negro y vacío. Después, recuerdo, que cogí algo parecido a un hacha y comencé a cortar la cabeza del tipo. Golpeé una, dos, tres, cuatro y hasta cinco veces para lograr separar el cuello del cuerpo. Me costó, pero al ver que lo logré sonreí conforme. Cogí la cabeza de los cabellos y la llevé hasta un pequeño poso, supongo yo, que debe ser el que está en el patio trasero. Levanté su cabeza para apreciar su rostro, o al menos lo que quedaba de él. Le faltaban los ojos, no tenía nariz y al parecer le corté la lengua. Recuerdo sí, que los ojos los dejé en un frasco transparente justo al lado de mi cama. Miré por segunda vez al tipo que cometió el grave error de entrar a robar a mi casa para luego susurra algo que ni yo entendí y dejé caer la cabeza en el poso para observar como ésta se perdía en la oscuridad. Volví a por el cuerpo y éste, mágicamente, ya estaba hecho huesos. Las ropas que en su tiempo estaban bañadas en sangre ahora simplemente eran harapos sucios cubiertos de polvo. Las cadenas que sostenían al hombre ahora estaban totalmente oxidadas. Supuse que había pasado tiempo. Tiempo que al parecer no había desperdiciado porque al entrar, también noté que llevaba, arrastrando, a otro sujeto para ganarlo junto a otros hombres que yacían inertes en el frío concreto.

En fin, ese fue mi extraño sueño, al despertar sentí la extraña necesidad de matar a una persona para ver si era tan reconfortante como en mis sueños. Rápidamente abandoné la idea. Já. Luego, sin lograrlo, intenté soñar con Tomoe y terminé soñando con nubes negras que cubrían un rojo cielo.
¿Qué pasó conmigo? Sueños raros.
Espero les haya gustado… y espero, de igual forma, que no se hayan aburrido. Un saludo a mis dos grandes amores “Seiren-sama y Calabaza-sama”, las quiero y admiro. Besos  a las dos y muchos abrazos psicológicos.
¡¡Chau-chau!! 

1 comentario:

  1. Woah! Si que me gustó. Empieza como una pesadilla para al final convertirte tú misma en el más temible personaje X3
    Tienes un lado oscuro que sale a relucir de pronto, como en este sueño, yo sigo creyendo que serías una excelente exterminadora de zombies.
    Un voto por que sigas escribiendo tus sueños <3

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