Ok, una vez más por acá, y eso es extraño. Hasta yo me he asustado. Siento que esto de escribir cada vez que sientas las ganas es bueno.
Saben, por allí encontré una clase de... "ayuda" que dice o exige subir un relato, sea corto, largo, historia, one-shot, lo que sea, cada quince días. Me lo propuse, hace mucho tiempo, y como se habrán dado cuenta, no me resultó. No me di el tiempo o sencillamente nada salió de mi cabeza.
Ahora intentaré poner en marcha esa ayuda... quizá lo consiga, quizá no.
Pero bueno, aquí con otra "Confesión", espero les guste.
Confesiones
Quería ser fuerte más no puedo y creo que jamás podré serlo. Quería ser la persona que estuviera allí para cuando necesitaras algo y ocultaría mis deseos y sentimientos bajo el disfraz de lo hice porque era yo la que quería. Pues no, jamás será así, porque yo siempre querré estar contigo, más tú, sólo buscas satisfacer lo que las demás personas no pueden darte o porque están lejos o porque se te ocurrió a última horas. Y es allí cuando yo aparezco, porque soy la que está al lado, la que está cerca, la que siempre estará disponible.
Es
una lástima.
Me
han dicho que deje de hacer eso, es malo. No porque esté prohibido, sino porque
me hago daño. Que debo pensar en mí, que debo amarme, pero si todo el amor que
tengo se lo entrego a ella ¿Cómo puedo amarme si sólo siento amor por ella?
Soy
una idiota.
La
más idiota.
Fingí
ser fuerte ante tus palabras sólo para disfrutar de tu compañía unas cuantas
horas más. Fingí no sentir nada cuando le besabas solo para luego disfrutar de
tus labios posándose sobre los míos como si nadie más existiera para ti. Como
si yo fuese la única que ocupa tu corazón… como si yo, tu amiga, fuera la única
a la que amarás siempre. Por supuesto que estoy equivocada, porque jamás lo
admitirás ante el mundo. Yo no soy más que un pecado, según tus creencias, no
soy más que una chiquilla que busca arrancarte del buen camino y la salvación
eterna, no soy más que una relación sin futuro.
Como
sueles llamarla.
Aunque,
déjame decirte que… tú para mí… no eres eso. Sé que somos una relación sin
frutos que comer. Sé que somos lo que la sociedad tacha como inmoral, pero aún
así, sé que tú, mi amiga —mi amada— eres mucho más que un qué dirán los demás. Eres la fruta que deseo morder cada día al
despertar. Eres la suave manta que quiero usar para cubrirme del frío, para
sentirme protegida como un niño ante la oscuridad. Eres lo que siempre he
querido, así como eres… con tus prejuicios y todo, eres perfecta aún para mí.
Es
una lástima que no me veas… y si lo has hecho, es una pena que sólo lo admitas
ante una pantalla que nos comunica. Que nos “une”.
La
verdad se dice viendo a los ojos…
Porque
así sabrás cómo reacciono con cada palabra tuya, así verás cómo los cientos de músculos
que hay en mi rostro se unen para formar una inmensa sonrisa que sólo piden ser
acallada por tus labios.
Así
verás que soy la que realmente te ama… la que cada día sueña con saber que un
día despertarás con la ilusión de proclamarme tuya, llamarme tu novia. Abrazarme sin miedo a ser
observada. Ser feliz sin miedo al qué dirán.
Ésta
entrada no tiene fin, porque lamentablemente yo no quiero darle término…
Un
final, en estos momentos, sería…
…Y
así quedé yo, sola… observando como te vas con él…
Pero
no es eso lo que quiero, sino todo lo contrario, que sean ellos los que nos
miren y sientan felicidad por saber que tú y yo somos felices.